José Luis Díaz Caballero es escritor y abogado y podrás escucharle los días 29 y 30, durante la segunda y tercera jornada del IV Congreso de Escritores #AEN18, para hablarnos sobre CEDRO y sobre la fiscalidad en la actividad literaria. ¡Le entrevistamos!
Pregunta. Abogado y escritor, ¿es fácil compaginarlo? ¿Te gustaría poder dedicar todo tu tiempo a los libros?
Respuesta. Muy buena pregunta. Muchas veces me han preguntado si soy abogado y escritor o escritor y abogado, y nunca he sabido qué contestar. Diría que soy escritor porque soy abogado, o que soy abogado porque soy escritor. Dedicar tiempo a la literatura es complicado, pero lo tomo como una obligación que se convierte en necesidad. Por otro lado, sí me gustaría equilibrar el tiempo que dedico a ambas actividades. Ojalá lo consiga algún día.
P.- ¿Hay algo en especial que te motive en tu día a día?
R.- Me motivan muchas cosas, pero, quizá, el hecho de saber que durante una hora o dos podré dedicarme realizar algo creativo sea lo más ilusionante. Ejercer la abogacía supone solucionar problemas, algunos extremadamente delicados. El acto de la creación es una medicina, y por tanto una necesidad.
P.- ¿Cómo te sentiste la primera vez que publicaron algo tuyo?
R.- Entusiasmado. Podría explicarlo de mil maneras, pero todas serían muy manidas. Acabo de publicar mi segunda novela y el orgullo es inmenso.
P.- ¿Hay algo de lo que nunca hablarías en tus textos?
R.- No. Como escritor, me veo en la obligación de hablar de todo, y de gestionar positivamente el pudor. Las historias, cuando surgen, son exigentes. El escritor debe estar preparado para abordarlas con honestidad y compromiso.
P.- ¿A quién admiras profundamente y te sirve de inspiración o referencia?
R.- Tengo a muchos autores de referencia: James Joyce, James Salter , Ernesto Sábato, William Faulkner , Walt Whitman, Muñoz Molina, Virginia Wolff, Gabriel García Márquez, Karl Ove Knausgard, Knutt Hammsun, Carlos Fuentes, Joseph Conrad, August Strindberg…, podría seguir. Admiro a muchos de mis compañeros, como la escritora Elena Jarrín, y a quienes dedican su esfuerzo y pasión a la literatura «clandestina», es decir, aquella que tiene poca difusión.