En Un reto II: de la historia a la trama habíamos condensado el núcleo elemental de la historia en una sola frase de unas veinticinco palabras. Ahora tendríamos que dar un paso más: convertir esa frase en un párrafo. ¿De qué extensión? Unas diez o quince líneas tendrían que bastarnos. Pero vayamos por partes.
¿Qué elementos indispensables ha de contener ese párrafo?
Básicamente tres:
- El punto de partida de la novela, es decir, establecer desde dónde empezará la novela: definir el principio.
- El conflicto principal que tendrá que afrontar nuestro protagonista —o protagonistas—: sus dilemas (sí, el nudo de nuestra historia), y definir los pasos que dará en la evolución hacia:
- El final que cierre el periplo de los personajes principales: el desenlace.
A partir de esta primera versión de la sinopsis identificamos: el desencadenante, los conflictos, tanto el inicial como el principal, y avanzaremos hacia los puntos de giro, al tiempo que comprobamos que todo cumple los requisitos de una verdadera trama: hay vínculos causales entre los distintos acontecimientos.
Ahora es el momento de formularnos una serie de preguntas que arrojarán luz sobre el tipo de libro que tenemos entre manos. Estas preguntas nos servirán para hacer una “radiografía” a nuestro proyecto.
- ¿Cuál es la premisa de nuestra novela? Es decir, la idea principal alrededor de la cual va a girar toda nuestra historia.
No confundamos tema e idea principal, no es lo mismo. El tema es una idea abstracta: el amor, la guerra, la amistad, las relaciones personales o familiares, etc. Mientras que la idea principal es cuando nos referimos más en concreto a uno de estos temas, pero tratados desde una visión más personal.
Respondamos a una pregunta esencial, ¿de qué trata mi novela? ¿Cuál es el alma, el corazón, de mi historia?
“Necesito algo que me lleve al centro de un libro, un imán que lo atraiga todo hacia él”. Roth
Toda nuestra novela ha de tener relación con la idea principal. También la frase inicial. Imaginemos una: Un escritor famoso está a punto de terminar su última gran novela, pero su inspiración —su amante y musa—, lo deja por otro escritor más joven, en quien ha encontrado un talento más fresco, aún por descubrir.
¿Cuál podría ser la idea principal? Una crisis creativa, los celos, el asesinato de la mujer, su arrepentimiento cuando ese talento por descubrir nunca sale a la superficie, etc.
Una vez ya tengamos clara la idea principal, será mucho más fácil dejarnos llevar por la imaginación. Será nuestra guía.
Algunos ejemplos de ideas principales:
- El culto a uno mismo nos lleva a la destrucción (El retrato de Dorian Gray, de Óscar Wilde).
- La perseverancia de un persona frente a las circunstancias adversas la ennoblece (El viejo y el mar, de Ernest Hemingway).
- Traspasar los límites de la ciencia puede traer nefastas consecuencias (Frankenstein, de Mary W. Shelley).
¡Cuidado!, la idea principal no deberíamos modificarla durante la elaboración de la novela: todo lo demás puede cambiar levemente, pero transformar esta idea implica transfigurar todo el proyecto, alterar su naturaleza.
2. ¿Cuál es la subtrama e ideas secundarias?
Los subtemas, concretados en las ideas secundarias, permiten enriquecer la novela, y si los desarrollamos con tanta atención como el tema principal, lograremos que interesen al lector con la misma intensidad. Del mismo modo que la idea principal da vida a la trama principal, las ideas secundarias lo hacen con las subtramas.
En el ejemplo anterior del escritor que es abandonado por la mujer que ama, las subtramas podrían ser:
- Cómo se ve afectado su trabajo, su relación con la editorial, su obra.
- Las relaciones familiares, con los amigos…
Los subtemas mantienen una relación armónica con la idea principal: no podemos encajar todos los subtemas que se nos ocurran porque no encontrarán un espacio dentro de nuestra novela, ya que han de derivarse necesariamente de la idea principal. De nuestro savoir faire para insertar algunos de los subtemas dependerá que el lector realmente crea que todos mantienen una relación equilibrada y unitaria con el tema principal.
Vamos a fijarnos en otro ejemplo y elegimos la novela de Balzac, La búsqueda del absoluto.
Uno de los subtemas más evidentes es de qué manera el sueño del protagonista afecta a los demás miembros de su familia, principalmente a la esposa —primera parte del libro, primer subtema— y a la hija mayor —segunda parte, cuando la joven toma las riendas del hogar, segundo subtema.
Ahora veamos una gráfica:
3. ¿Cuál es el género de nuestra novela? Cómo lo queremos contar.
Una vez que hemos decidido qué queremos transmitir, tenemos que elegir la mejor manera de narrarlo: el “cómo”, o el género literario que adoptaremos para dar la forma óptima a nuestra historia.
En cuanto al contenido, las novelas pueden clasificarse en los géneros siguientes –seguro que nos dejaremos alguna categoría; además, siempre aparecen nuevas–: la novela de aventuras, la costumbrista, el thriller, la novela negra, la gótica, la ciencia ficción, la romántica, la sentimental, el western, la novela de terror —gótico o no—, la novela social, la psicológica y todas las variantes que podamos inventar cruzando estos géneros. Así, la novela gótica admite otras categorías: la novela de vampiros, la de hombres lobo, la de zombis…; otro ejemplo es la novela romántica que también admite otras muchas categorías: romance histórico, contemporáneo, fantástico, novela erótica, Chick-lit…
¡Ojo!, cada uno de estos géneros impone sus propias convenciones y los escritores de género conocen estas condiciones implícitas. Los lectores de un género determinado tienen unas expectativas concretas y si no las sabemos satisfacer, los decepcionaremos y por tanto juzgarán negativamente nuestra obra.
La próxima semana nos centraremos en la localización: el lugar como personaje, los no-lugares, los lugares místicos…
De qué trata tu novela, ¿nos lo cuentas?
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Me encantan los consejos y las buenas explicaciones. Han logrado que yo aclare muchas dudas que tenía y aún tengo.
Muchas gracias por ayudar a los noveles como yo.
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Gracias por tus palabras, Alice. Es una alegría saber que te ayudan. Un abrazo.
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